Tras abandonar el último tramo de asfalto de la ruta a Corral, nos adentramos en esa gran serpiente blanca de ripio bautizado como “camino viejo” hasta los dos puentes Naguilán, disfrutando del hermoso paisaje rural a pesar del abundante polvo y los molestos tábanos.
A lo largo de la extensa ruta que se abre paso entre cerros, esteros y bosques, se aprecia poca población, aspecto que la convierte en un camino poco transitado en algunos tramos, donde las bellezas naturales se apoderan de la geografía rural en plena región de Los Ríos.
Amigos y seguidores, sin ánimo de caer en frases cliché, les propongo una vez más que sean las fotos las que cuenten la historia y describan lo que con palabras sería casi imposible. (continuará)